Residencia Salamanca Universitaria - Salamanca, Salamanca

Alejandro

Me alojé el primer año de carrera en esta residencia (curso 2023-2024). Mi habitación era la número 24, la cual consta de un balcón que da a un patio interior.

Es una residencia pequeña, donde el ambiente y las relaciones son fáciles. El trato de los gestores es cercano y la ubicación es ideal.

El edificio era antes un hostal y en algunas habitaciones se nota que no ha habido una gran inversión por parte de los propietarios en adaptarla como residencia. Lo peor en mi caso ha sido el mal aislamiento acústico, la débil señal WiFi y la falta de conexión ethernet (por cable) a internet. Que la electricidad se fuera durante los primeros meses era algo habitual, así como que el WiFi se fuera. La silla no es apta para pasar horas estudiando, duele mucho la espalda y el pecho y es muy incómoda.

La página web resulta engañosa, ya que no se muestran todas las habitaciones y sólo se muestran las habitaciones más reformadas.

Escogí el modelo de "habitación superior", es decir, se pagan 100 euros más por más espacio. Es una habitación amplia, aunque con un baño muy angosto. Cuenta con dos radiadores, uno de ellos es convencional y el otro es eléctrico. En el caso de mi habitación, no es especialmente fría en invierno porque cuenta con un calefactor eléctrico, aunque sí hay habitaciones que sólo cuentan con un radiador convencional de agua, en las que sí se pasa fío.

El servicio de limpieza de habitaciones funciona bien.

En la página web se dice "servicio de comedor donde ofrecemos desayunos, comidas y cenas variadas y saludables para nuestros residentes durante el periodo lectivo", no dice que en realidad hay un convenio con el restaurante de abajo. La comida es grasienta y poco saludable en la mayoría de casos. Cuando se lo hicimos saber a los gestores se notó un ligero cambio. Los saltos en el menú también han sido frecuentes y las raciones muchas veces diminutas. La higiene en el restaurante es muy mejorable, fueron varias las ocasiones en las que encontramos insectos como cucarachas, problema sobre el cual nos informaron que estaban solucionando. Los desayunos dejan mucho que desear: madalenas o cereales de chocolate y a elegir entre leche y café. El hecho de que los días festivos, sábados por la tarde y domingos no hubiera comida supone un estorbo y un gasto que hay que sumar.

El servicio de lavandería funciona bien y tiene un precio correcto.

En la residencia UNIVERSITARIA han entrado individuos que no eran estudiantes de grado cuya diferencia de edad era notable.

No todo es malo y creo que se puede mejorar. No recomiendo la residencia porque no creo que se corresponda el precio con los servicios prestados.

Eva Lopez Hernandez

El año pasado estuvo mi hija aquí. Fue todo un acierto elegir un sitio tan céntrico y coqueto. A un minuto de la Plaza Mayor, a un minuto de la Plaza de Anaya donde estaba su facultad. Limpieza y amabilidad. La verdad es que quedamos encantados y la recomendamos 100%. Los dueños, encantadores y seguimos teniendo trato con ellos porque ya hemos recomendado a más estudiantes

_larrrm_ (Micelio)

Fui una alumna alojada en esta residencia en el curso 23-24. Lo que voy a relatar es mi experiencia allí. Tratando de ser justos, no todo es malo. La ubicación es inmejorable; está cerca de todo. La plaza mayor queda a menos de dos minutos. Supermercados, farmacias, librerías... Todo muy cerca.

El trato de los camareros del restaurante con el que se asocian también tenían un trato agradable y cercano. Es un ambiente tranquilo y familiar debido al tamaño del negocio.

No obstante, encontramos numerosos problemas. Entre ellos, el más destacable era la comida. Había unos menús preestablecidos que luego se saltaban con gran frecuencia. Y puedes pedir otros, pero previo pago. Era frecuente que faltaran verduras en las comidas o que los platos tuvieran cantidades muy pequeñas de comida que compensaban poniendo patatas fritas todos los días. Todo muy aceitoso, nada rico...

Las instalaciones son aceptables, pero las salas comunes (sobre todo la exterior) no eran cómodas para el estudio. Las habitaciones dependen mucho del gusto puesto que son muy distintas, pero la mayoría tenían problemas, como una falta de luz natural. En la mía, por ejemplo, era necesario mantener encendida la luz artificial todo el día, puesto que incluso a las dos de la tarde se quedaba en penumbra. También tenía el suelo roto en una parte (así como en la habitación de un compañero), y varios problemas en los marcos de las puertas. Comento también que en la residencia se escucha absolutamente todo (hasta cierto punto es natural en las residencias, pero llegaba hasta los limites de escuchar al vecino subir la tapa del retrete incluso cuando se vacía con suavidad).

La limpieza no era muy buena, pero la hacían los propios dueños en lugar de contratar a alguien, así que es normal puesto que es mucho trabajo.
La foto que adjunto es de una bayeta que desarrolló moho, que estaba en la zona de los microondas y supuestamente se cambiaba cada semana, pero que evidentemente no era así. Esto pone en peligro la salud de los residentes. Sucesos parecidos se dieron con particular frecuencia.

También hubo problemas con el agua caliente, especialmente en invierno. Asimismo, la electricidad falló con mucha frecuencia.

Me llevo buenos recuerdos de mi etapa en la residencia, y no todo es malo, pero no la recomendaría. Yo misma y varios compañeros hemos tenido problemas de salud relacionados con las faltas del negocio, así como hemos experimentado una evidente pérdida de peso.

Dicho esto, quiero dar las gracias aún así por habernos brindado un espacio donde residir durante el curso. Espero que mejoren la calidad para que el negocio pueda seguir adelante.

Jesus Ollo

Nuestra hija ha estado este último curso 2023/2024. Ubicación inmejorable, trato familiar excelente. Rubén y Susana encantadores y muy resolutivos. También tienen servicio de comedor concertado con el restaurante pegado a la residencia , allí trabaja José otro encanto de persona. En definitiva una residencia familiar con un buen ambiente y con precios acordes con los servicios prestados , una ubicación y trato fabulosos. Una muy buena experiencia.

Olalla

Estuve alojada en esta residencia en el curso 2023-2024. He de decir que la experiencia depende mucho del ambiente entre los residentes. En mi caso fue inmejorable.

Sin embargo, se presentaron varios problemas a lo largo del curso que hicieron que la estancia fuese bastante incómoda.

Algunas cosas a destacar son las siguientes. Problemas con la luz a comienzos del curso. Los dueños intentaron resolverlo llamando a técnicos que cortaban la luz, algo notoriamente molesto para muchos residentes. Uno acabó optando por abandonar la residencia ya que estos "apagones" tuvieron un impacto negativo en su ordenador. Recuerdo que hubo una semana que la luz se fue cada día.

Otro inconveniente fue una plaga de moscas pequeñas en el piso bajo de la residencia. En especial la insatisfactoria respuesta de los dueños, que desestimaron la situación y culparon a los residentes por arrojar residuos orgánicos a la papelera. No obstante, por lo menos en mi caso, solo deposité envoltorios de plástico y similares en la papelera durante esas semanas. Además, encontré particularmente extraña esa respuesta. Puesto que en el primer piso de la residencia sí se arrojaban restos orgánicos, pero no había presencia de moscas.

También es necesario comentar la baja calidez nutritiva del menú que ofrecían en el restaurante asociado a la residencia. Las verduras escaseaban, al contrario que los fritos y congelados, que acabaron siendo plato diario.
Los dueños de la residencia nos propusieron una alternativa, pedir que nos trajesen un plato distinto. Pero esto no entraba dentro del costo de la pensión, era un pago aparte. Por lo que ningún residente optó por esta alternativa. Es más, varios residentes no volvieron al restaurante a partir del segundo cuatrimestre.

El siguiente punto a comentar es la limpieza. Esto también dependerá de los residentes, pues en varias ocasiones hubo alguno que dejó platos sin fregar en el fregadero durante semanas. Ante esto, los dueños de la residencia decidieron retirar la vajilla. Aunque se les podía pedir de forma privada para no tener que recurrir a compar una nueva.

El mayor problema con la limpieza se hallaba en la cocina. El microondas parece que nunca se limpiase, encontrándose manchas, pegotes y restos de comidas en varias ocasiones. Pero sin duda, lo que más descontento causó fueron los estropajos y bayetas. Los dueños afirmaban cambiarlos cada semana, pero el desgaste y la suciedad en estos era evidente. Yo llegué a encontrar una bayeta con moho.

Como punto final, me gustaría decir que no todo es malo. La ubicación de la residencia es obviamente inmejorable, a escasos pasos de la plaza mayor. A unos 3 minutos de la Facultad de Filología, la Facultad de Traducción e Interpretación y la Catedral.

En cuanto a los dueños, ellos siempre se prestaban para ayudar a los padres a sorprender a sus hijos. En mi caso, colaboraron con mi tía para sorprenderme. Y en mi cumpleaños accedieron a ir a por una tarta y traermela al restaurante a la hora de la comida, todo sorpresa. Además, esos pequeños detalles como ayudarnos a subir y bajar las maletas, esperar a que terminas emos de subir las escaleras manteniendo la puerta abierta y demás también eran frecuentes.

Tristemente, no puedo recomendar esta residencia, debido a los problemas que mencioné anteriormente. No obstante, me llevo recuerdos maravillosos de mi estadía allí.

Un saludo a Rubén y a Susana. No os deseo nada malo y espero que podáis tomaros esta reseña como una crítica constructiva. Sin nada más que decir, ¡os deseo un buen verano y mucha suerte en el próximo curso!

Jesús Lopez

Me encanta. Una segunda casa. Cercanos y amables. Las habitaciones son muy cómodas y modernas. Cerquita de todo. En pleno centro!

criistiina _

Estuve el primer año de carrera en esta residencia, en el curso 23-24.
Lo ubicación es lo mas destacable de esta, pues las instalaciones, servicio de lavanderia y comida dejan mucho que desear.
Yo estuve alojada en la habitación 31, situada en el tercer piso , y tanto el frio en invierno como el calor en primavera-verano eran insoportables impidiendome descansar o estudiar con normalidad. Otro problema habitual era el agua, pues más de una vez me ha tocado ducharme con agua fria, y la electricidad que se iba constantemente.
Sin duda, lo peor es la comida, que se sirve en un restaurante bajo la residencia. El menú se lo saltan sistemáticamente sirviendo fritos a diario. Para desayunar lo único que ofrecen de comer es azúcar y bollería mala. Mi experiencia personal no ha sido agradable por lo que no la recomiendo.

javier y anabel

Trato muy familiar. Comida y trato del personal del restaurante, exquisito. Instalaciones mejorables, pero se compensa con resto. Ubicación perfecta. Mi hija ha estado muy contenta.